
La infraestructura híbrida distribuida ya no es una visión futurista. En 2026, la mitad de las empresas habrá comenzado pruebas de concepto para reemplazar sus despliegues basados en VMware, apostando por soluciones más flexibles y cloud-native. Este cambio se debe al aumento de la complejidad operativa, la presión por reducir costes y la necesidad de escalar con agilidad, incluso en entornos on-premises o en el edge.

